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Derramaré de mi Espíritu

Entre los profetas y héroes del Antiguo Testamento encontramos la obra del Espíritu en una amplitud y un poder sorprendentes. En Jesús, vemos una vida humana totalmente llena del Espíritu (Juan 3:34).

Con todo, el testimonio constante de las Escrituras afirma que un día el Espíritu se moverá de maneras que serán “mucho más gloriosas” que estas manifestaciones iniciales (2 Corintios 3:7-11).

El profeta Isaías previó esta asombrosa diferencia y la presentó con una vívida metáfora: cuando sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, el desierto se convertirá en campo fértil, y el campo fértil será estimado por bosque (Isaías 32:14-18).

Ezequiel profetizó diciendo que en los nuevos tiempos se producirá un trasplante de corazón en el cual se cambiará un “corazón de piedra” por un “corazón de carne”, de manera que los seres humanos decidan observar las leyes de Dios voluntariamente y con gozo (Ezequiel 36:26-27).

Jesús les dijo a sus discípulos que la nueva era del Espíritu sería mejor que si Él se quedaba en la tierra en persona. “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya. . .” (Juan 16:7).

¿Cómo sería posible que la vida en el Espíritu sobrepasara a lo que hemos visto en los profetas y héroes del Antiguo Testamento? ¿O en la maravillosa vida de Jesús? En un solo sentido: en que el Espíritu Santo se movería entre todos los creyentes, en todo lugar y en todo momento.

Dios realizó esto al inaugurar una nueva era en la cual el Espíritu se derramó “sobre toda carne (Hechos 2:17).

Y en los postreros días, dice Dios,

derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

vuestros jóvenes verán visiones,

y vuestros ancianos soñarán sueños;

Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días

derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

La vida en el Espíritu ya no es un privilegio excepcional, reservado a personas especiales. Todos los creyentes somos elegibles: jóvenes y ancianos, hombre y mujeres, ricos y pobres. Esta es la gloria, y también el increíble de la era del Espíritu, en la cual estamos ahora viviendo.

Este artículo continúa la serie «Bosquejos sobre el Espíritu». Para pasar al artículo siguiente, pinche en el título «Un nuevo comienzo». Para ir al principio de la serie, pinche en el título «Un viento».

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