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hope for churches in stress

Terminado

En su libro Vayamos adelante, Sheryl Sandberg ha popularizado el lema de Facebook: «Terminado es mejor que perfecto». A veces esta máxima puede servir como un útil correctivo para la Iglesia.

En nuestra cultura consumista existe una presión para lograr la perfección en la Iglesia. Según esta manera de pensar, para atraer a la gente, una iglesia debe ser excepcional en cuanto a su predicación, su música, los ministerios con los niños y los jóvenes y los esfuerzos misioneros… Todas las cosas que quiere la gente.

Esto podrá estar muy bien para las iglesias que tienen abundancia de recursos. En cambio, en otras iglesias la búsqueda de esta perfección puede degenerar para convertirse en una insatisfacción debilitante. Puede llevar a los pastores a complicar sus aflicciones a base de participar personalmente en demasiadas tareas.

Sin que desechemos el valor que tiene la perfección, para algunas iglesias sería mejor que adoptaran la máxima más modesta: Terminado (por quienquiera que esté disponible y se deje enseñar) es mejor que perfecto.

Esto significa correr riesgos con obreros que no sean tan perfeccionistas. Requerirá de una instrucción y un aliento llenos de bondad. Habrá errores y enredos. Y habrá también quienes refunfuñen y se quejen.

Otros, más sabios en los caminos de Jesús, reaccionarán con paciencia y dominio propio. Reconocerán las oportunidades de complementar su fe con la virtud, el conocimiento, el control de sí mismos, la constancia, la piedad, el afecto fraternal y el amor (2 Pedro 2:5–8).

La atmósfera resultante de fe, esperanza y amor presentará un atractivo mucho mejor que la simple perfección humana. La iglesia que sea así, cualquiera que sea su tamaño, rebosará del «grato olor de Cristo» en los que se salvan; olor de vida para vida (2 Corintios 2:14–16).

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