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Panorama

En las vidas de los profetas y héroes del Antiguo Testamento encontramos la obra del Espíritu Santo en prometedores fragmentos. En cambio, en Jesús vemos la vida en el Espíritu de una manera panorámica (Juan 3:34).

  • En el bautismo de Jesús, una voz proclamó desde el cielo: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”. Por medio del Espíritu, Jesús vivió en una íntima relación con su Padre celestial (Juan 1:32-33; Lucas 3:21-22).

  • Después de su bautismo, Jesús “fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo”. También por el Espíritu, Jesús fue llevado a entrar en conflicto “contra principados, contra potestades” de maldad (Mateo 4:1-11; Efesios 6:10-12).

  • Dios le dio a Jesús el Espíritu “sin medida” y desde esa plenitud, Jesús habló las palabras de Dios para dar un mensaje de gracia y de verdad (Juan 1:16-17; 3:34).

  • “Por el Espíritu de Dios”, Jesús enseñó con autoridad, sanó toda clase de enfermedades, echó fuera demonios, obró milagros asombrosos y anunció las buenas nuevas del Reino de Dios (Mateo 9:35, 12:28; Lucas 4:14-21).

  • Sin embargo, cada vez que le era posible, Jesús expresaba su poder y sabiduría sobrenaturales sin conmociones ni exhibiciones. Con frecuente, se alejaba de las multitudes. Movido por el Espíritu, su estilo era humilde y sin ostentación. (Mateo 12:15-21). Celebraba de inmediato la obra del Espíritu en otros. Cuando sus discípulos volvieron después de predicar, sanar y echar fuera demonios, Jesús se sintió eufórico. “En aquella misma hora Jesús se regocijó [danzó] en el Espíritu” (Lucas 10:1-11, 17-24).

  • Jesús era todo bondad. Manifestaba a la perfección todas las virtudes (vea Gálatas 5:22-23). En la cruz, en su expresión máxima de amor, “mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios” (Hebreos 9:14).

Vemos en Jesús la expresión plena de la vida humana cubierta por el Espíritu Santo. Y a Jesús le fue dada autoridad para “bautizarnos” a nosotros en este mismo Espíritu (Juan 1:22; 20:22; Hechos 1:8). Cuando nosotros recibamos al Espíritu, ¿hasta qué punto se podrá manifestar en nosotros su gloriosa vida?

Este artículo continúa la serie «Bosquejos sobre el Espíritu». Para pasar al artículo siguiente, pinche en el título «Derramaré de mi Espíritu». Para ir al principio de la serie, pinche en el título «Un viento».

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