Una micromisión
La iglesia de los Hermanos en Cristo de Montoursville (Pa.) quiere servir a la gente más quebrantada y abandonada. Por ser una iglesia pequeña, se destacan por su amor y ayuda mutuos. Sin embargo, se han preguntado cómo pueden reunir más energía para comprometerse con su comunidad.
Mirándose ellos mismos más de cerca, se dieron cuenta de que hay personas dentro de la iglesia que ya están comprometidas en una amplia gama de asuntos regionales, nacionales y mundiales de urgencia.
Rich, Jo y LuAnn dirigen estudios bíblicos para personas de la tercera edad. Craig y Brenda reclutan voluntarios para empacar ayuda humanitaria. Eric e Yvonne viajan a Alaska para servir a los pueblos indígenas de allí. Brenda trabaja en una organización sin fines de lucro dedicada la acción comunitaria. Jo tiene como trabajo el traslado de niños con necesidades especiales. Carol trabaja en ventas de bienes raíces, y reserva los muebles para las personas pobres.
Rebecca se destaca en el alivio del hambre. Mark moviliza a los hombres para darles mantenimiento y reparación a las casas. Donna está criando a sus nietos, cuyos padres están en prisión por delitos relacionados con drogas. Por medio de su amor y su ayuda a Mario, un inmigrante haitiano, la iglesia se halla envuelta en los dilemas de la inmigración.
Para sorpresa suya, estas personas han llegado a darse cuenta de que la iglesia está activa en los servicios de compasión… una (o unas pocas) personas a la vez. Ahora se están uniendo para apoyar esas iniciativas a través de un compromiso compartido. Están juntos en una micromisión, de una forma que es la adecuada para el tamaño y las fuerzas de la iglesia.
Toman su inspiración de Jesús mismo, quien nunca menospreció las empresas pequeñas (Mateo 25:21; Marcos 4:30-32). Se sienten inspirados por algo que dijo la Madre Teresa, de las Misioneras de la Caridad:
«Si no puedes alimentar a cien personas, entonces alimenta a una sola.»